Las leyes van por detrás de los avances tecnológicos

La tecnología avanza imparable y las leyes que controlan el uso y la aplicación de los diversos sistemas se van quedando obsoletas, resultan insuficientes o a veces directamente no existen.
Legalmente controlada o no, la tecnología está aquí y no para de crecer en todos los sectores, por lo que legislarla será una necesidad ineludible para quienes se encuentren al frente del siguiente gobierno.
Los coches compartidos
El llamado car sharing o la nueva moda de compartir trayectos es por un lado fomentada con el fin de evitar la circulación de muchos vehículos y la consiguiente cuota de contaminación que generan y por otro lado, cuando hay una empresa organizadora de por medio, termina siendo combatida.
La LOTT (Ley de Ordenación del Transp. Terrestre) es la que rige el funcionamiento de empresas como Bla Bla Cars, Amovens, Uber, Cabify y varias más por el estilo, pero no existe ningún apartado en dicha legislación que contemple de manera específica este tipo de transporte, por lo que habrá que tomarse en serio el tema y despejar dudas.
De hecho ya han habido varios problemas y algunas de dichas webs tienen causas abiertas: como es el caso de Cabify, el de Uber que fue cautelarmente cerrada y el de Bla Bla Cars que sigue luchando con la patronal de los autobuses.
La financiación alternativa
Fintech (apocope de finance y technology) es un término que engloba a las innovaciones financieras como pagar con móvil, anotarse en una web para pedir colaboradores que aporten para un proyecto (crowdfunding) o de la nueva modalidad del anterior, el equity crowdfunding que se diferencia básicamente en que quien aporta es socio del emprendimiento, no solo un beneficiario de los réditos o del crowdlending que es casi lo mismo, pero con muchos inversores y donde se contempla la posibilidad del empréstito, entre otras.
Todos estos nuevos sistemas de financiación basados en la tecnología tienen una legislación que los rige, pero en realidad ha habido varios inconvenientes con la misma, ya que presentaba una serie de fallos que la hacían impracticable (como errores de concepto básicos por ejemplo).
Y como esto seguirá creciendo, será necesario que haya una legislación que esté más acorde con la realidad de la innovación tecnológica y que tome en cuenta estas y otras formas de Fintech, como el Crowdfunding de recompensas que actualmente está en un limbo legal y que es la forma en la que muchos escritores logran editar un libro o los músicos llevan a cabo la grabación de sus temas.
Los drones
Surgieron casi de repente y encontraron al gobierno anterior completamente desprevenido. De estar absolutamente prohibidos pasaron a tener un cierto marco de legalidad, pero el Decreto ley está hecho tan a las apuradas que no hace más que limitar.
Cualquiera que tenga el dinero necesario puede adquirir un dron, pero las normas de uso recreativo son bastante restringidas, tanto que son más las prohibiciones (volarlo de noche, en sitios donde haya mucha gente, a más de 120 metros de altura, cerca de aeropuertos entre otras) que las autorizaciones.
Sin dudas es muy necesario que se haga una legislación correcta, adaptada a los tiempos y las circunstancias de uso de dichos aparatos y que prevea que no solo los emplearán las empresas, sino que pueden ser fuente de ingresos para otras varias profesiones (como los fotógrafos o los ingenieros).
La economía colaborativa
Sin dudas suena bien, es uno de esos términos que se ha puesto de moda y está en boca de todo el mundo, pero en realidad la mayor parte de la gente no tiene ni la menor idea de qué es en realidad la economía colaborativa.
En general se define como un intercambio de favores, pero en las webs que ofrecen los servicios de este tipo, hay que pagar con dinero, así que ¿en qué quedamos? Sin dudas este tipo de trabajos son parte de lo que se conoce como “economía sumergida”, pero ¿hay alguna ley que lo controle?
Estas personas que ofrecen hacer cualquier tipo de trabajo, desde sacar a pasear al perro hasta organizar los armarios, ¿debería emitir facturas? ¿Son autónomos o no? ¿Pagan impuestos? Cuando los contrato ¿estoy siendo cómplice de un delito pagándoles en negro?
Una reflexión final
Esto es un pequeño resumen ya que hay mucho más; el Internet de las Cosas puede llegar a ser muy complicado de legalizar sin entrometerse en la privacidad de las personas, las nuevas herramientas de seguridad digital son más de lo mismo, la robótica doméstica y/o funcional o la realidad virtual múltiple están golpeando a la puerta y la lista continúa.
Una legislación que se ocupe de las nuevas tecnologías es una necesidad que se tendrá que afrontar de manera seria y responsable y debe ser llevada a cabo por personas idóneas en la materia y con un profundo conocimiento de lo legal y lo innovador. Esperemos que a quien le toque gobernar tenga este mismo criterio, para bien de todos.

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