Educar en verde, una alternativa a la educación tradicional

El medio ambiente no sólo hace posible la vida humana, como llevamos estudiando desde pequeños, sino que la hace mejor. Esto es lo notamos cuando pasamos un fin de semana fuera de la ciudad, en un entorno rural, paseando por el bosque o simplemente escuchando los sonidos de la naturaleza.

Existe una bacteria en el medio ambiente que aumenta los niveles de serotonina. La serotonina, o también llamada la hormona de la felicidad, regula nuestro estado de ánimo, inhibe la agresión y la ira, modula el apetito y el sueño, regula nuestra temperatura y mejora nuestra respuesta sexual. Además, ya desde niños, participa en el control de la actividad motora, cognitiva y perceptiva y regula la secreción de hormonas, como por ejemplo la del crecimiento. ¿Acaso no recordamos más y mejor las excursiones y convivencias del cole que las horas en el aula? ¿Sería más provechosa la observación y experimentación en la naturaleza que las fichas de repasar números? En definitiva: ¿serán más productivas las jornadas al aire libre que en un espacio cerrado?

 

Se habla cada vez más de las escuelas libres, de las escuelas que trabajan por proyectos… Diferentes maneras de enseñar –y educar–  alejadas de la manera tradicional que, en general, favorecen la independencia de los niños, la colaboración entre ellos y la experimentación con métodos mucho menos impositivos que los de antaño.

Este año se cumple el 50 aniversario del nacimiento de la Associació de Mestres Rosa Sensat. Rosa Sensat,  puso ya en marcha en el 1914, l’Escola del Bosc, una gran obra de renovación pedagógica: una red de escuelas al aire libre que rompía todos los esquemas en la Barcelona del momento. Aunque las escuelas bosque no son un invento nuevo, empiezan a tomar fuerza ahora. Este año arranca en la Sierra de Madrid Bosquescuela, de la mano de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente. Promovida por Philip Bruchner, sigue los pasos del modelo alemán, que ya cuenta con 700 guarderías de este tipo. Prescinden de juguetes prefabricados y la mayor parte del material didáctico proviene del medio natural. Hay mil tipos de árboles y plantas, palos, rocas y tierras de todos los colores. Se puede correr, trepar, saltar, sentarse, columpiarse y observar los cambios de paisaje. Además, hay más profesionales para cada grupo de niños. En Alemania hay 2 profesionales por cada 20 niños. Se prevé que en los futuros centros españoles haya 3 por cada 25. El triple que en nuestro sistema educativo.

 

Entre los principales beneficios de la educación en las escuelas bosque destacan:

 

– Mejora de la adquisición del lenguaje y la comunicación al carecer de juguetes y material comercial: este hecho hace que los niños se esfuercen por mejorar la comunicación dentro de un contexto por sí mismos, sin ayuda de materiales o apoyo.

Reducción del estrés: al no contar con aulas cerradas, que son más ruidosas, los niños disfrutan del sonido de la naturaleza y del propio ambiente.

Mejora del control motor, equilibrio y agilidad al jugar de manera continuada al aire libre.

Mejora la disciplina, el trabajo en equipo y la conciencia de comunidad, con la consecuente reducción de conflictividad y  acoso escolar.

Mayor desarrollo de la concentración, ya que muchos de los problemas de atención de los niños, como el TDAH, se deben a que están sobre estimulados. Tienen juguetes de colores, luces, sonidos estridentes, mientras que la naturaleza es más suave.

Pero no todo es serotonina en estos proyectos: desgraciadamente, de momento  las escuelas bosque sólo se abren para niños de 3 a 6 años o en temporadas vacacionales. Por otro lado, sólo puede acceder una pequeña parte de la población, ya que la educación en estos espacios es más cara, al requerir una mayor inversión.

Dicho esto, sólo queda eliminar los prejuicios de los adultos, acostumbrados a la educación tradicional. Padres preocupados por si sus niños se hacen daño subiendo a un árbol, madres padeciendo por si les pica algún bicho y todos llevándose las manos a la cabeza imaginándose a sus hijos en la calle en invierno.

Señala Heike Freire, autora de Educar en Verde, los niños educados al aire libre tienen mejor salud y caen menos enfermos que quienes van a guarderías cerradas, ya que conocen los posibles riesgos y peligros por sí mismos y son dueños de una responsabilidad temprana, alejándolos de la sobreprotección a la que muchas veces los exponemos por miedo o desconocimiento.

Fuente: http://blog.itinerantur.com/post/118776262421/educar-en-verde-educar-entre-verde