El último Informe sobre Riesgos Mundiales del Foro Económico Mundial identificó el fracaso global de la política de cambio climático como el mayor riesgo para los negocios y la sociedad durante la próxima década y la industria de la construcción está en el centro del debate sobre el cambio climático.
Un problema real
Las emisiones de gases de efecto invernadero del sector de la construcción casi se han triplicado desde 1970 y actualmente la industria emplea cerca de un tercio del consumo mundial de energía, lo que la hace responsable de la tercera parte del total de emisiones directas e indirectas de CO2 relacionadas con la energía. Se prevé que la demanda energética en los edificios de todo el mundo aumentará casi un 50 % entre 2018 y 2050 y también se estima que las construcciones que ya están en uso representan el 12 % del uso mundial del agua, cifra que también va en aumento. El sector de la construcción sigue contribuyendo enormemente a la contaminación ambiental, a la generación de los residuos ya la degradación de la tierra. A nivel mundial, la industria utiliza anualmente alrededor de 3.000 millones de toneladas de materias primas naturales (40 a 50 por ciento del flujo total de la economía mundial) en la fabricación de productos y componentes de construcción. Muy pocos de los elementos que se desechan en esta industria se intentan recuperar, por lo que se debería innovar en tecnologías que permitieran un reciclaje y una reutilización más amplia de los escombros, que hoy en día se emplean casi exclusivamente en relleno.
¿Qué debe cambiar?
Se necesitarán nuevas innovaciones tecnológicas para reducir la dependencia de la producción de energía basada en el carbono, mediante la entrega de una nueva combinación de energía que deberá basarse en las energías renovables, como la hidroeléctrica, biomasa, eólica, solar y geotérmica. Sin embargo, menos del 1% de la infraestructura del mundo depende en la actualidad de fuentes sostenibles. Los diseños de edificios también tendrán que cambiar, al igual que las tecnologías que usamos para construirlos. Se necesitarán edificios más altos para aumentar la densidad urbana, reducir la dependencia de los vehículos contaminantes y minimizar el consumo de energía. Estos nuevos edificios necesitarán ser generadores de energía en vez de simples consumidores. Los investigadores están experimentando con la tecnología del chorro de tinta para rociar los muros de cortina con células solares, así como la medición inteligente y las nuevas tecnologías de monitoreo, que proporcionarán retroalimentación en tiempo real a los usuarios para ayudarles a cambiar sus hábitos de consumo de energía y agua.
Fuente: Sostenibilidad
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