Aminorar el ritmo es una forma de vivir con calidad

Desde 1986 Carlo Pretini promulga la relentización del ritmo de vida. Contempla la posibilidad de vivir disfrutando de la comida hecha a fuego lento poco a poco típica de la cultura italiana. Es el impulsor de la slow food, movimiento que ha dado lugar a otros muchos del mismo estilo, Slow Movement, Slow Living, Slow Travel, Slow Design o las Slow Cities.
A finales de los 90 surge en Italia el movimiento llamado Slow City, Cittaslow o Ciudades Lentas. Progresivamente se ha extendido internacionalmente, y hoy está presente en casi 30 países.
Para poder ser miembro de la comunidad, la ciudad debe cumplir una serie de requisitos que garantizan este estilo de vida. Además las ciudades deben pagar una cuota anual, en función de la categoría en la que se encuentre: Pueblo Cittaslow (menos de 50.000 hab).Partidario de Cittaslow(más de 50.000 hab.), o Amigo Cittaslow ( personas que promulguen principios slow).
La filosofía de la Cittalow consiste en vivir con calma. Se trata de recuperar la memoria, en un mundo globalizado como el actual para evitar la desertificación social. Se manifiestan en contra del abandono de la vida familiar en los pueblos para vivir en las grandes moles. Primar las prioridades realmente básicas en cooperación y solidaridad dentro de la comunidad.
Encontramos ya, en las grandes ciudades personas que deciden de modo propio, abandonar el estrés y vivir en pequeñas localidades buscando tranquilidad. Las urbes se están volviendo desmesuradas, perdiendo así su identidad propia. Todo circula muy deprisa, el individuo se siente perdido. Frente a esta pérdida de libertad, los pueblos ofrecen una vida contemplativa, en la que es posible encauzar los objetivos personales y familiares, disfrutando del entorno que les rodea más próximo a la naturaleza.
La sede de este movimiento se encuentra en Orvieto (Italia) (www.cittaslow.org).Allí encontraremos una ciudad pequeña, pero con una grande historia. Los visitantes podrán gozar del placer de la sencillez. Son un ejemplo de respeto al patrimonio cultural local y medio ambiental.
Manuel Ludueña, arquitecto colaborador en el plan estratégico de Balcarce, dice que Slow es una manifestación cultural propicia para aproximarse a la sostenibilidad. Las personas se sienten parte de un grupo, donde se revalorizan los bienes naturales. Estas ciudades se caracterizan porque son lugares sin ruidos, con circulaciones pausadas, conversaciones relajadas, calles sin asfaltar, fuentes visibles, coches ocasionales, la agricultura y la fauna es parte de la urbe, y se recobran los artesanos, se dispone de infraestructura básica y todo forma parte de la comunidad.
Dentro de una ciudad, es muy difícil aminorar el ritmo. Estos ideadores están trabajando el proyecto para poder aplicarlo en barrios de ciudades como Barcelona, Bruselas o Viena. Este concepto está pensado para todas aquellas personas que comparten los principios de vivir sin prisas.
Fuente: ecoportal.net, Por Guillermo Tella y Martín M. Muñoz