Supraciclaje, ¿es posible superar al reciclaje?

Frente al proceso de reciclaje, en el que habitualmente los materiales se descomponen para obtener materias primas con las que hacer nuevos productos, el “supraciclaje” los rehace o transforma, dando lugar a objetos de calidad igual o superior al original.

Es destacable la iniciativa de Gian Marco Vitti, del Laboratorio LINFA (Italia), donde, junto con su equipo de colaboradores, ha diseñado una colección de muebles hechos íntegramente con madera recuperada.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre ambos procesos? Básicamente radica en el proceso y el resultado final. En el reciclaje, se toman materiales usados y se descomponen para que sus materiales básicos se puedan reprocesar y dar lugar a un nuevo producto de consumo, por lo general de calidad inferior o menor valor. En cambio, el supraciclaje no consiste en descomponer los materiales, sino en rehacerlos o transformarlos. Por norma, el artículo supraciclado tiene una calidad equivalente o superior a la del original.

El supraciclaje es un proceso de mayor complejidad, no sólo es una mera recolección de residuos. No vale la producción en masa. Se elabora y se produce series pequeñas o incluso piezas únicas, o bien se personaliza productos conforme a lo indicado por cada cliente.

Por ejemplo, el equipo del Laboratorio LINFA recoge palés, muebles viejos y diversos artilugios de la calle, u otros objetos de madera destinados a un vertedero, y los aprovecha para fabricar mesas, asientos, sillas, estanterías, etc., para su uso en espacios públicos o particulares.

El caso del Laboratorio LINFA, Gian Marco Vitti, su responsable nos cuenta que “La característica principal es que nuestra colección está codiseñada en el transcurso de talleres de diseño participativo celebrados por Italia. Son una especie de campamentos de ecodiseño en los que el equipo de LINFA convive y colabora con jóvenes diseñadores. Diseñamos y creamos algo nuevo usando exclusivamente material recuperado”.

“Trabajamos para dar con un método que permita crear una economía circular, pero lo cierto es que las dificultades son excesivas en Italia. Somos un equipo pequeño y poco representativo. No estamos creando un verdadero mercado ni una verdadera economía, sino que diseñamos unos cuantos prototipos de mobiliario. Nuestra ilusión es trabajar algún día para atender una compra pública ecológica. Pero en la actualidad esa ilusión dista mucho de la práctica”.

“Nos esforzamos mucho para conseguir algo sostenible. Deseamos que nuestro trabajo se ajuste a las necesidades públicas y producir objetos destinados a espacios públicos, no a un colectivo reducido de particulares que cuenta con mucho dinero que gastar en piezas de arte únicas. Esa clase de diseño es para una galería de arte, no para el mundo cotidiano”.

“Necesitamos el apoyo de las instituciones para hacer nuestros proyectos a gran escala. Somos demasiado pequeños para resolver todos los problemas que se plantean. Tiene que haber una colaboración que abarque desde la institución hasta el usuario final, pero indudablemente hay por delante un largo camino por andar”.

Fuente: gestores de residuos