¿Tus aguas industriales son un problema?

Si en el ejercicio de tu actividad, tu empresa genera aguas industriales residuales, es el momento de realizar una gestión ambiental adecuada. El cumplimiento de la legislación vigente es fundamental, pero además, encontrarás otra serie de ventajas que pueden ser muy interesantes: económicas, fiscales, y de imagen corporativa.

Las certificaciones medioambientales como ISO 14.001 o EMAS exigen la gestión correcta de las aguas.  Para obtener la prestigiosa certificación, es uno de los requisitos a cumplir.

Partiendo de la base, que las sanciones económicas por vertido de aguas residuales se plantean para que se cumplan las normativas, y que hacer el bien compense. No es rentable pagar multas, además si son infracciones graves, peligra nuestra propia actividad, con un cese temporal o definitivo.

¿Qué paso debemos seguir para una adecuada gestión de aguas residuales?

Empecemos por el principio, primero de todo debemos analizar nuestras aguas en un laboratorio y con profesionales del diagnóstico. Los análisis deben hacerse, aunque supongan un coste extraordinario para la empresa. Es fundamental que conozcamos qué vierte la empresa, cuánto, y cómo lo vierte. Con esta información podremos establecer sus posibles soluciones.

Se deben dominar las normativas aplicables en nuestra actividad a nivel local, regional y estatal porque éstas, nos marcarán los objetivos que debemos perseguir en nuestras instalaciones.

Nadie es especialista en todo, por ello, el tratamiento que debe llevar nuestras aguas residuales, debe estar diseñada por profesionales experimentados. Si la empresa no cuenta en su plantilla con el perfil adecuado, la mejor solución es subcontratar a una empresa que se encargue de todo hasta que la depuración funcione con normalidad. Así evitaremos sorpresas.

El siguiente paso a seguir, es la tramitación administrativa ante las autoridades competentes. Hay una serie de burocracias a cumplir cuando todo esté funcionando.

También debe tenerse en cuenta que se puede dar el caso de que, para reducir al máximo los impuestos, sea económicamente interesante diseñar los procesos de tratamiento no sólo para cumplir los límites de vertido, sino para reducir al máximo la carga contaminante vertida. Así, de este modo, se reducen considerablemente los impuestos ambientales, como es el caso del canon de vertido, que en la mayoría de lugares existe con uno u otro nombre. Reducir la contaminación vertida por encima de lo que obliga la legislación genera unos costes de explotación mayores, pero cuando el caudal es elevado, se compensan sobradamente con la reducción de impuestos. Se debe evaluar esta posibilidad caso a caso.

 

FUENTE: http://blog.condorchem.com/